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miércoles, 1 de junio de 2011

Explosión Nocturna (III)



 
En la ruinas del tiempo se abrió una locura.

Por Efraín Otaño Gerardo


Fuimos a vivir el adiós del día.
La música de tu encanto me despierta,
Un beso en las ruinas del tiempo me descubre el crepúsculo.
Es cierto, no sueño.
Sentí tus manos rozarme el alma,
Y se abrió el último toque que le quedaba a la locura.
Rodaron nuestros cuerpos en las desolaciones
Encubiertas por las rosas,
Te atabas a mí como una hiedra madurando al compás de los halagos,
Y tu boca afanosa fundía en mis labios el carmín del pecado.
Los duendes cantaban:
Fusas y semifusas giraban en los jadeos de tu vientre,
Corcheas de ternura se entreabrían en el espacio sideral de tus caderas.
Y mi piel no sentía las saetas del espacio.
Las fraguas de tu cuerpo me quemaban cada gesto
Impregnando la lujuria en el lejano oscurecer.
Volvieron los duendes a la carga y me embriagaron la sonrisa,
Los ojos chispeaban,
Tu pelo envolvía mis manos,
Mis manos inundaban el cuello tensado,
Piernas que tiemblan,
Esencias que gritan,
Espectros que brotan…
Y duendes que cantan al sabor del éxtasis vital de una puesta de sol
En las ruinas del tiempo,
Que abrió el último toque que le quedaba a mi locura.

 
Duendes Vs fantasmas

Por Efraín Otaño Gerardo
 
Tú me envolviste en tus sábanas fantasmales
Hasta hundirme el nudillo de la respiración.
Sonido de cadenas enmohecidas en la voluntad
Y rastros sangrientos del verso en la percepción
Me carcomían la palabra.
Me asfixiaban las siluetas del espacio.
Recordé mis duendes.
Los de las piedras se armaron de hondas de badana
Para desarmar lo sinsabores de las sombras
Y machacar el virus de la Apocalipsis.
Los duendes de la lluvia tronaron carcajadas de pasión
Y achicaron las cascadas de tormentos.
Y los duendes de los peces
Arrinconaron en el azul las penas…
Los fantasmas se fueron de la dermis,
Ahora pernoctan en la cuneta de algún misterio,
Fuera de la órbita de mis ojos.
¡Victoria final de los duendes!


Yo, culpable…

Por Efraín Otaño Gerardo


Pasó el pregonero anunciando mantequilla liberada,
Y el borracho  in rasurado largó un improperio.
A mi se me cerró la puerta  con la llave dentro.
Todo empezó con la primera bomba sobre Afganistán.
-Al menos ya encontré un culpable-
Aquellos de pelo largo se halaron las patillas
Tratando abordar el ómnibus
Atiborrado de olores nauseabundos e indiscretos
Y la chica universitaria no recordaba la fórmula para matar garrapatas.
Se me fue arrinconando la vergüenza
Dentro de la carpeta huérfana de libertades,
Y huí de las cavernícolas ventanillas del chofer.
Me gritaron bufón,
Me lanzaron chanclas de fuste,
Me hincaron con la podredumbre del verbo…
La puerta se había cerrado con la llave dentro.
Afuera estaba el peligro:
El borracho, el pregonero, los de pelo largo, la chica universitaria…
 la carpeta huérfana de libertades,
y la cavernícola ventanilla del chofer…
pero caen bombas en Afganistán,
-al menos ya encontré un culpable-














Acertijo en mis pasos tenues.


Por Efraín Otaño Gerardo

 

Te encontré.
En los tormentosos espirales del egoísmo
(brillabas de pasión)
Ahora mismo te busco para calmar la impaciencia,
Tropiezo con el reloj
Y con la incongruencia de la mediocridad.
La envidia sigue de pláceme,
Parece que el tiempo no quiere que lo adornen
Con sonrisas y esperanzas de otro tipo.
Te encontré.
Te vivo en cada momento de la lluvia.
Me empapas el sentido de caricias a gotas llenas.
Por eso te deseo en cada fase de la luna,
Te extraño en las palabras de los poetas.
Te miro entre el pretexto del gentío
-expiras aliento sanguíneo en mis venas-
Y los duendes me transfunden locuras.
Te encontré,
Para convertirte en mi energía,
En mis latidos,
En mis cometas….
En mis quimeras.
Te encontré.
Te encontré entre mis ardores,
Mis pálpitos,
Mis siluetas….
Entre mis sueños.

viernes, 29 de abril de 2011

El mégano, el brigadista y el cine cubano en la Ciénaga de Zapata.



Por Efraín Otaño Gerardo

Humberto García Espinosa es uno de los fundadores del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica).
Por estos días  se le ve agitado y caminando de prisa (a pesar de su cojera). Tiene el propósito, y estoy seguro que lo alcanzará, de realizar una muestra del cine cubano en la Ciénaga de Zapata, donde han sido los cenagueros, sus paisajes, su historia y su cultura propia, los principales protagonistas del hecho artístico en cuestión, junto a realizadores del ICAIC, empezando por su hermano, Julio García Espinosa, destacado director de la cinematografía cubana.

Humbertico, como le llaman cariñosamente los pobladores de Pálpite, sede del CAC (Conjunto Artístico Comunitario) Korimakao, con quienes labora para tal empeño, habla con vehemencia de su hermano Julio:

“En el año1955, Julio regresó de estudiar en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma junto a Tomás Gutiérrez Alea, “Titón”, como se le conoce en el mundo del cine. Venían influenciados por el neorrealismo italiano, la tendencia cinematográfica más importante de la época, y era precisamente ese país el centro de este naciente movimiento que luego trascendería en la cinematografía mundial.
Julio García Espinosa
Al regresar a Cuba, formaron parte de la  Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, que agrupaba a intelectuales y artistas como Alfredo Guevara y Pepe Massip, entre otros,  y comenzaron a inculcar las ideas neorrealista aprendidas del cine italiano y a manejar la idea de llevar a la práctica lo instruido. En ese proyecto estuvieron un tiempo, donde el principal objetivo era enseñarle al mundo que en Cuba también se podía hacer cine de calidad con limitados recursos. Se presentaron varios guiones y el de Julio resultó seleccionado, así como la misión de ser el director del corto que se realizaría. Así surge “El Mégano”, que tuvo el fin de mostrar la vida de aquellos humildes carboneros de la ciénaga de Zapata, al sur de Batabanó, en la provincia de la Habana. 
“Estuvieron casi un año  visitando la locación.  Fueron muchos los trabajos y manquedades que enfrentaron aquel grupo de “locos”.  Eso pasa con todos los que se atreven a emprender metas dentro del arte.”
“En una entrevista o en varias que le han hecho a mi hermano Julio, él ha planteado que: (y me la se de memoria) “Un filme no cambia al mundo, pero ha de hacerse como si lo fuera a cambiar”
“Julio estuvo preso por esa película”.
Hasta ese momento no había interrumpido a Humbertico, que a decir verdad es tan conversador que casi no te deja hablar, pero tuve que hacerlo porque no imaginaba que alguien caería preso por filmar una película, me dio risa. Pero la realidad, no daba risa. Continúa su charla:
“Ay, mi´jo, cuando aquello la cosa estaba del carajo, el país entero estaba en una situación difícil y los guardias de Batista veían un miembro del “26 de julio”,  por todos lados y haber hecho un filme sobre la cruda realidad de los más explotados y olvidados por el gobierno de Batista, no les causó ninguna gracia a los miembros del SIM (Servicio de Inteligencia Militar). Y un día se tropezó con el coronel Blanco Rico, el funesto e impopular jefe del SIM, y sostuvo una conversación con mi hermano que me la ha contado tantas veces que ya te lo digo como si fuera él, el coronel de forma desfachatada y autoritaria, con la prepotencia que le caracterizaba le preguntó:


 
-¿Usted es el autor de esa película?
-Sí, señor  --contestó Julio.
-¿Usted sabe que esa película es una mierda?
“Julio le cambió el tema como para aflojar las tensiones y le habló del neorrealismo:
-¿Y usted sabe lo que es el neorrealismo italiano?



Escenas de El Mégano, una denuncia
a las infrahumanas condiciones de vida
 y trabajo de los carboneros de la Ciénaga de Zapata,
en la Costa Sur de Cuba, antes de 1959.

Y comenzó a explicarle con lujos de detalles al coronel todo lo aprendido en Italia. Qué sorpresa la de Julio cuando el jefe militar le aseveró con maltrato:
-Usted no solo hace películas que son una mierda, sino que habla mucha mierda.
“Julio, me cuenta que pensó:
“Este hombre jamás entenderá lo que es el neorrealismo italiano”.
  Por suerte para todos nosotros, nunca más lo volvió a ver. Los originales de “El Mégano”, estuvieron en los archivos de SIM, hasta que triunfó la Revolución en 1959.

Le cuento a Humbertico, en uno de los espacios que me da para que hable yo, que fui “actor” en El brigadista, que estuve en las escenas del aula con los demás pobladores de Pálpite junto a Luís Rielo, Salvador Wood,  Patricio Wood y Maribel Rodríguez, entre otros destacados actores del cine cubano y me dice:
“No me acuerdo de ti”
Y yo muerto de la risa, porque ni yo mismo me acuerdo, que caray!, era solo un niño de 12 años pasando por los lugares de la escena, que ni me veo dentro de la película, sin embargo, para mi ese recuerdo de estar vestido con un yaquecito negro con ribetes rojos, era como sentirme un gran actor del cine cubano. Ahora me da risa, pero aquello lo hacia con “mucha responsabilidad”, para cuando la voz de aquel director dijera: ¡CORTEN!, no fuera porque yo había hecho algo mal, como si de mi dependiera el éxito del filme. Humbertico se ríe junto conmigo y me explica, conocedor de la materia al fin:
“Octavio (Cortázar) era un gran realizador de documentales en Cuba, sin embargo, en su primera propuesta de largometrajes de ficción, precisamente El Brigadista, logra un éxito tremendo. También, el lugar escogido por él para su realización, fue excelente: la Ciénaga de Zapata. La historia cuenta  los avatares de un joven alfabetizador de procedencia capitalina, que llega a un poblado de la Ciénaga de Zapata, cercano a la Bahía de Cochinos. Deberá vencer la resistencia inicial de algunos pobladores debido a su juventud, habituarse a un medio totalmente desconocido y enfrentar a los bandidos que apoyan la invasión mercenaria. Estas experiencias contribuyen a su madurez. Esta historia entreteje una voluntad de llevar la alfabetización a lugares apartados como los de este vasto municipio con el amor latente entre estos humildes pobladores y el propósito imperialista de acabar con los sueños de justicia de la Revolución triunfante. Es una película muy gustada en estos poblados porque los propios cenagueros se ven reflejados en la obra, muchos familiares de los pobladores actuales, que ya fallecieron, están inmortalizados en la pantalla grande.

Coincido con él. Gente de mi barrio, tan queridos como “Macho” Caballero, “Maruca”, Roberto Cruz, Rosa “la Piragua” y otros que ahora no recuerdo, quedarán para siempre en el celuloide como muestra del alcance de este arte cada día más popular. Y le doy la mano a Humbertico, por haber tenido esta maravillosa idea de traer de nuevo esas imágenes a mi terruño, y lo abrazo por sus enseñanzas sobre el cine cubano, y le doy mi palabra de apoyo a lo que hoy, 29 de abril de 2010, será una realidad: “Un homenaje al cine en la Ciénaga de Zapata”.









jueves, 28 de abril de 2011

Explosión nocturna (II)



Por Efraín Otaño Gerardo

Amaneceres con besos de sol


Tengo el optimismo en la mirilla de mis letras,
Hoy tus besos llegaron con el sol.
Las aguas de la caleta le sirvieron de espejo
Para peinar sus rayos lacios:
Colorete en tu cara de luz,
Maquillaje de rocío en la mañana.
Un café en la sonrisa de tu piel me alimenta,
Me borra la última pena que circulaba en mis huesos.
Se despertaron los duendes
-los de las piedras,
                         Los de la lluvia,
                                                          Y los de los peces-
Tocaron a tu ventana de utopías,
Reciclaron las condenas de ayer,
Los tropiezos de febrero…
Y el aire de sus sementeras oxigenó tu alma.
Las ansias de los duendes te procuraron sorbos de inocencias
Escudaron la piel de las sombras oscuras de la tristeza,
Eternizarán tu sonrisa.
Tengo el optimismo en la mirilla de mis letras.
Hoy tus besos llegaron con el sol.



Convocatoria a una locura común


Anoche tuve un sueño.
¡La muralla china se había cubierto de versos!
Todos los poetas de la Tierra se unieron en una locura común:
¡Escribir el poema más grande del mundo!
Muchos se juntaron con esponjas en las manos
Y esculpieron una efigie de letras en el diccionario de la vida.
Otros empataban kilométricas cadenetas de ardorosas palabras,
Y hubo hasta quien empinó papalotes de esperanzas.
Apareció un arquitecto del verso
(construyó sus simientes)
Marineros poetas cosechaban estremecimientos sobre la espuma de los misterios:
Sinfonías de las profundidades adheridas a la verdad;
Poetas pilotos recogiendo canciones entre las estrellas
Eclipse obligado entre verbo y adjetivo renaciendo en sus cometas;
Científicos transbordaban a sus probetas
Esencias del corazón disueltas en cuerdas de guitarras;
La música arpegiando la razón del azul,
Una danza de duende liderando el desfile de lo ilusorio.
Y yo en lo alto de la Torre Eiffel,
Buscando el alcance de mí sueño.
Hoy desperté.
Pensando en todos los poetas de la Tierra
 unidos en una locura común.



viernes, 22 de abril de 2011

Mirta, cinco hermanos, un poeta y yo



Por Efraín Otaño Gerardo


 Lunes, 8 de febrero de 2010

Anoche, cuando un hosco silencio
como el manto de la oscuridad
me cubría, y la incertidumbre
de crudas nevascas me embriagaba,
el amor provocó un ramalazo
en las fibras de mi corazón,
punzadas de perpetuas ausencias.
Por un buen tiempo estuve despierto.
Anoche, frente a la soledad
resonante de ayeres me dije:
Todos los desvelos de mi vida
han desbrozado esta larga senda
por donde los peligros de muerte
no han podido malograr la luz.

Antonio Guerrero (de su libro:"UN LUGAR DE RETIRO")


Hoy quiero hablar de algo muy sublime como la  madre
Y que no siempre vive con esa holgada perspectiva
De tener a sus hijos envueltos entre sus caricias.
La madre tiene la vitalidad de amar en cualquier relámpago
Y sentir los contiguos avatares del tiempo.
Una madre me ha conmovido de manera escalofriante.
Tengo cinco hermanos cautivos del verso,
Las rejas oprobiosas del destino arremetieron contra sus bondades:
¡Yo los quiero libres!
¡No hay razones para recluir a los hombres que aman!
Hay una madre adoptiva de ellos que se llama Mirta
Y trota en el viento buscando el colibrí de la esperanza,
Madre de un hijo poeta (como yo)
O como tú, como ellos, como nosotros…
Que como quijote tejedor de sueños
Afila su lanza de combate tras los molinos ensordecedores del abismo.
Ella necesita un ejército de palabras,
Un batallón de corazones ardientes que transfundan sus alientos,
Una división de tanques que disparen voces de libertad
En todos los idiomas:
¡Libertad ya! ¡Freedom and! ¡la liberté et! ¡la libertá e la! ¡freiheit und!
para mis hermanos y para mi fraterno poeta entre ellos…
Ella llora por las rejas de la incomprensión y la injusticia,
Ella teme cerrar los ojos sin ver el vuelo libre de su retoño,
Ella lucha, Ella reclama…
Necesito ayudarle en sus andanzas de utopía alcanzable,
Necesito armar de plumas a mis caballeros andantes…
¡Repórtense al combate guerrilleros de la justicia y el amor!
Empalmemos nuestras almas con esa lágrima enlutada de Mirta.
Gritemos en todos los confines
aquellos que sientan el volcán del respaldo a esa madre,
por dentro, en la piel, en el corazón…
Pongámonos en el lugar de esa creadora
Tan divina como la más divina
Tan sufrida como la más tolerada
Tan dulce como la más afable…
Sé que alcanzaré partidarios
sin importar ideologías, sexos, razas, o liderazgo político.
Lo que importa es la razón contra la soberbia,
La canción contra la irracionalidad,
Un verbo contra la privación de los sueños…
Hagamos entre todos un poema gigante que se encadene en todo el universo
Para romper las cadenas de lo oscuro.
Estoy contigo Mirta.
¡Estoy con ustedes hermanos cautivos del verso!
¡Estoy contigo, poeta!

miércoles, 20 de abril de 2011

Explosión Nocturna (Primera parte)

Por Efraín Otaño Gerardo



EXPLOSION NOCTURNA


Mis labios buscaron, ansiosos, tu cuello,
y mi cuerpo tembló por llenarte de besos.
La humedad de mi músculo hablante
recorrió sin apuros,
-con pasión desmedida-
caprichosos pezones exorbitados
que pedían a gritos la caricia palpable.
El vientre se arqueó:
¡la flecha viril te apuntaba en el centro!
Ovalada pasión de mi blanco perfecto.
La cuerda tensada abrazada con fuerzas
cruzaron la frontera de aquel pasadizo ansioso,
y ocurrió el milagro:
una lava encendida explotó en mis entrañas
y al cruzarse en tu río
repleto de espermas,
encontré el camino final de mi verso.

 

Ojalá y pueda


Ojalá y pueda alcanzarte con mis palabras,
envolverte en celofanes de locuras
hasta calentarte el último espacio de tu cuerpo.
Ojalá y pueda fabricar cometas en tu ojos,
en el parque de mi sementeras
embriagarme de inventados jacintos amarillos
para que florezca en septiembre,
en mi zodiaco de versos y pétalos.
Ojalá y pueda
olvidarme del tiempo,
trotar en el cenit de tus senos,
y nadar en tus labios como el azul del deseo.
Ojalá y pueda ser golondrina
emigrar a tu vientre
anidar en tu pelo
y volar en las nubes,
húmedas del apetito.
Ojalá y pueda arrancar de mi piel
el sabor de tu voz
encontrar los misterios
y llenarme de ti,
           ….solamente de ti
Ojalá y pueda.



Beso perdido


Salí en busca de un beso perdido.
El mundo infinito ante mi se antojaba
Y sentía los miedos rondar mis adentros,
Pero dispuesto a vencer o morir por mi riesgo.
Dónde encontrar ese beso del alma.
Lo busqué en el mar:
Disuelto en el agua se escapó entre las piedras.
Probé suerte en el aire:
Un remolino rabioso me robó la ilusión.
Quise entonces merodear por el cielo:
Las estrellas celosas me escondieron su luz.
Así,
Con mi pena de jamás encontrar
Ese beso perdido que una vez dibujé,
Recorrí mil caminos,
Por la tierra y el sol,
Por el monte,
La roca,
Por el río, el clavel…
Fracasé en mis andanzas,
Ya creía ceder,
Pero al verte de pronto sumergirte en mi voz,
contemplar tu mirada,
y mirarte el andar:
lo encontré en tus labios sedosos de lirios,
lo encontré en tu boca sedienta de amor.





viernes, 8 de abril de 2011

Un quetzal vuela por la Ciénaga de Zapata (I)

 
Por Efraín Otaño Gerardo


(…) Aún no hay nada dicho, los duendes se disputan
La última palabra, escondidos, expectantes
Nos damos la mano con la creación (…)
El “Vuelo” de alas propias entona un lenguaje
Universal y música, danza, teatro y plástica,
Haz de luz impregna el espacio sin tiempo ni geografía (…)
Claire et Leonard de Selva
(Photographies)

Conocí a Serge Sándor en uno de los Festivales de Teatro de la Habana a los que fui invitado como integrante del Conjunto Artístico Comunitario (CAC) Korimakao, de la Ciénaga de Zapata.
Recuerdo que en aquella ocasión me acompañaron, entre otros, Hydael Faget, Maria Luisa Gómez, Alejandro Viñales, Mixael Porto, Alejandro Porto y Dorian Suárez. Encabezados por supuesto por Manuel Porto; director de la institución artística. Y si me faltó alguien, pido perdón de antemano porque estoy haciendo un uso excesivo de la memoria.

Serge Sándor, destacado teatrista francés, fundador de la Compañía del Laberinto en 1986, es invitado por primera vez al Festival Internacional de Teatro de La Habana en 1998 para la puesta en escena de El sí de la novia con Brocelianda Hernández, Reina Cueto y Katia Caso.
Es a raíz de este festival que conocimos a Serge, compartimos de nuestras experiencias como artistas comunitarios en la Ciénaga de Zapata, y la oportuna idea de Manuel Porto, destacado actor cubano del cine, la radio y la televisión, de fundar el CAC Korimakao en nuestro territorio como complemento de relevancia al desarrollo sociocultural de la región.
Quedó el francés cautivado por nuestra labor y nos propones realizar un trabajo de conjunto al que venía ejecutando con su Compañía del Laberinto, en cárceles de Francia.
Para nosotros aquello era una conversación como otras tantas, de personas que  deseaban trabajar en la Ciénaga de Zapata, pero que al final nunca se materializaba, por lo que no nos emocionamos mucho con lo dicho por el francés.
¡Nos equivocamos!
Serge volvió.  Y cuando lo hizo vino a radicar por unos meses en la Ciénaga de Zapata con un equipo de su compañía, para junto al Korimakao, emprender el montaje de lo que para él, significaba el sueño de llevar a la escena una historia de las más fascinantes en la conquista de América por los europeos: la conquista y colonización del gran reino Azteca.
Sándor entreteje una historia en tono farsezca, con personajes irreales jugando con el tiempo y el anacronismo de diferentes épocas.
El vuelo del Quetzal, obra escrita por el propio Sándor, viene a significar para mí, como actor, un punto de giro en mi vida de tablas y telones. Encarnaría el personaje de Hernán Cortés. Ahí empezaron mis pesadillas. ¡Yo, un guajiro de la Ciénaga de Zapata, aprendiz empírico de actor, hacer un personaje del siglo XV.!
¿Que puntos de contactos abría entre Efraín (yo) y ese tal Hernán que solo había oído hablar de referencia en libros de historia?
Salí a buscarlos.
Gracias a un buen amigo, que me facilitó un libro sobre la historia de la conquista al imperio Azteca, pude entrar a un mundo  fascinante de cultura y sabiduría.
Aprendí que Hernán Cortés, le fue confiado, por el gobernador general de Cuba en aquel entonces (1519), Diego Velásquez, el mando de una expedición a Yucatán; sin embargo, el gobernador desconfiaba de Cortés, a quien ya había encarcelado en una ocasión acusado de conspiración, y decidió relevarle del encargo antes de partir. Advertido Cortés, aceleró la partida y se hizo a la mar antes de recibir la notificación.
Con los barcos y hombres, bajo su mando, Cortés navegó desde Santiago a Cozumel y Tabasco; allí derrotó a los mayas y recibió como regalo a la india doña Marina (la malinche), que le serviría como amante, consejera e intérprete durante toda la campaña.
Desobedeciendo todas las órdenes  de  Velázquez, fundó en la costa del golfo de México la ciudad de Villa Rica de la Veracruz. Allí tuvo noticias de la existencia del imperio azteca en el interior, cuya capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su conquista. 

Para evitar la tentación de regresar por parte de sus hombres,  el ingenio de Cortés, lo llevó a toma la atrevida decisión de hundir sus naves . Logró la alianza de algunos pueblos indígenas sometidos a los aztecas. Tras saquear Cholula, llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma, que se declaró vasallo del rey de Castilla. La creencia azteca promulgaba que todo hombre blanco que viniera desde el Oriente se identificaba con seres divinos y  el anunciado regreso del dios Quetzalcoátl. Esto favoreció a Cortés. Sin embargo su tropa enseguida empezó a comportarse como invasores ambiciosos y violentos.
Una gran agitación indígena contra los españoles, causada por los ataques realizados de estos, a sus creencias y símbolos religiosos, y de la matanza de sus nobles, hizo que Cortés, tomara prisionero a Moctezuma e intentó que éste mediara para calmar a su pueblo, sin lograr otra cosa que la muerte del emperador.
 Tenochtitlán, fue bautizada por sus conquistadores, como la Nueva España, y Cortés nombrado Capitán y gobernador general por los reyes españoles, que le perdonan todas las desobediencias a Velásquez.

Conociendo los pormenores de mi personaje, busqué el encuentro conmigo. Encontré puntos de coincidencia. Era rebelde, desobediente en ocasiones, ambicioso en mis propósitos. Inquieto, valiente para enfrentar retos, misterioso a veces…

Buscaría otros elementos en el estereotipo. Barbas espesas, pelo largo, mirada penetrante, más los elementos del vestuario, ayudarían a enfrentar el difícil y complejo personaje.
Por otro lado estarían mis contrarios o antagónicos y mis partidarios en la escena.

La malinche.

Sándor tuvo, para mí, la maravillosa idea de que este controvertido personaje, fuera interpretado por tres actrices al unísono. ¡Que locura! Expresamos todos al principio. Pero después comprendimos el símbolo de de las tres malinches en la escena (una blanca, una mulata, una negra)
Mis grandes amigas de siempre, Katia Regueiro, Gimia Calvo y Lilian Ojeda (de derecha a izquierda en la foto), se encargarían, de manera magistral, interpretar tan complicada y sensacional locura. 


La historia de la malinche se convirtió en todo una polémica de la época. La mujer conocida como La Malinche o Doña Marina, quien ejemplifica la importancia de los intérpretes en el curso de la historia, fue esclavizada, se convirtió en intérprete y en la persona de confianza de Hernán Cortés, a quien dio un hijo. Algunos la ven como la traidora de los aztecas, mientras que otros la consideran el chivo expiatorio del fracaso de Moctezuma, quien no fue capaz de defender su reino.
Cortés obsequiaba mujeres indias a sus militares y Marina estuvo destinada a él.   A Cortés se le ofrecían otras mujeres, pero él siempre las rechazaba, demostrando así su respeto y cariño por Marina. En una carta escribió, "Después de Dios, le debemos la conquista de la Nueva España a Doña Marina"
Recordaré por siempre mis escenas con estas magnificas amigas y extraordinarios seres humanos, quienes en todo momento, me apoyaron con su transparencia y comprensión, principalmente en aquellas, las cuales requerían de las groserías prejuiciadas de Cortés, siempre dispuesto a demostrar la superioridad machista y racial de los “hombres blancos” sobre los indígenas. Y sobre todo las escenas íntimas del español, donde bañado de alcohol, arremetía salvajemente un acoso sexual sobre la malinche (las malinches para mí), reafirmado con la voz de Sándor en su condición de director:
-Más, Efraín, más…

Moctezuma.

Personaje antagónico. Interpretado, como de costumbre de manera brillante, por ese actorzazo de la escena cubana en todos sus espectros: Manuel Porto Sánchez.
Para mí un reto compartir la escena con él. Un reto que enfrenté con responsabilidad, valentía y dignidad, visto, claro, desde mi punto de vista.

 Muy fuertes escenas entre Cortés y Moctezuma, se desarrollaban, fundamentalmente desde el mismo punto de giro del conflicto planteado por la obra. La imagen de los dos personajes en escena dejaban ver el reverso de una moneda: blanco, inseguro en el triunfo de sus huestes, sin pelo, carismático: Moctezuma, negro, irónico en sus parlamentos, lleno de pelo por todas partes, casi rozando la demencia: Cortés. Tanto Porto, como yo, seguros de la responsabilidad que representaba para el logro final de la puesta, nuestros roles.
 Moctezuma, como emperador azteca en le época de la conquista Cortesiana,  organizó el imperio en diversas provincias, creó una sólida administración central y reguló el sistema tributario. Al mismo tiempo, prosiguió la expansión militar iniciada por sus predecesores.
Al producirse el mencionado desembarco de las tropas españolas, el soberano azteca envió emisarios y regalos a los extranjeros, a quienes tomó por enviados del dios de la sabiduría Quetzalcóatl, «la serpiente emplumada», para anunciar su retorno. Según la leyenda, muy extendida entre los pueblos mesoamericanos (aztecas, mayas, toltecas, etc.), tras haberse enfrentado a Huitzilopochtli, dios de la guerra, Quetzalcóatl había partido hacia oriente atravesando el mar, no sin antes prometer que volvería en el año azteca de Ce Acatl, fecha que correspondería al año 1519. Cuando la expedición de Hernán Cortés desembarcó en sus costas, Moctezuma no dudó en identificar al conquistador con Quetzalcóatl y, en noviembre de 1519, lo recibió solemnemente en Tenochtitlán y lo colmó de valiosos presentes.
Ya lo decíamos al principio, sin embargo creo importante insistir en esa creencia, pues significó el sostén fundamental en la rendición de las tropas indígenas y el derrocamiento del Imperio azteca.
Cortés, preocupado por la idea de que su vida y la de sus hombres dependiera   de la voluntad del emperador, decidió llevar a cabo una audaz maniobra y hacer prisionero a Moctezuma, con la intención de someterlo y mantenerlo en el poder de un modo simbólico. El ardid de Cortés tuvo éxito, pero la humillante retención del emperador provocó un creciente malestar entre los aztecas.
La tensión estalló  durante la celebración de la fiesta de Toxcatl, día en que millares de aztecas,  se reunieron en la plaza principal de la ciudad para iniciar una danza ritual y fueron masacrados por los hombres de Cortés. A raíz de este suceso, la aristocracia azteca depuso a Moctezuma y nombró como sucesor a su hermano Cuitláhuac, quien encabezó la revuelta contra los extranjeros.
Tras cinco días de violentos combates, Cortés intentó utilizar al destronado emperador para negociar la obtención de un salvoconducto que permitiera a sus tropas salir de la capital, pero cuando Moctezuma se dirigió a la multitud enfurecida fue apedreado; murió tres días más tarde a consecuencia de las heridas sufridas. En cuanto a los españoles, poco antes de la medianoche del 30 de junio de 1520 iniciaron una desastrosa retirada de Tenochtitlán, en el transcurso de la cual sufrieron numerosas bajas, episodio que ha pasado a la historia con el nombre de La Noche Triste. (Continuará)