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miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Llorar no es de hombre?



Por Efraín Otaño Gerardo

y dejé con sangre mía
Tu nombre escrito en la arena.
El tiempo pasó, que pena¡
Nos dejamos de mirar,
Y lloré, porque llorar
No es delito para un hombre,
Cuando supe que tu nombre
Fue borrado por el mar.

“Chanchito” Pereira.


Fuimos al mar, y en la roca
Bajo la luz de la luna
-sin resistencia ninguna-
Pude besarte en la boca.
Te besé con furia loca
Libre de toda condena,
Pero me pinché una vena
Con la ola que venía
Y DEJÉ CON SANGRE MIA
TU NOMBRE ESCRITO EN LA ARENA.

Tus ojos se sorprendieron
Y mirándome a los míos
Se cerraron, cual sombríos
Ojos que nunca se abrieron.
Las olas fuertes, nos dieron
En el costado, al pasar,
Pero más tarde, la mar
Se puso dócil, serena:
EL TIEMPO PASO, ¡QUE PENA¡
NOS DEJAMOS DE MIRAR.

Al irte y solo quedarme
Mi voz emitió un quebranto,
No fue tu voz, fue mi llanto
Que vino a mortificarme,
Aunque no supo llamarme
Al no recordar mi nombre;
Por favor, nadie se asombre,
Pero me puse a gritar,
Y LLORE, PORQUE LLORAR
NO ES DELITO PARA UN HOMBRE

Lloraba tanto, que el día
Me sorprendió con su luz
Para quitarle el capuz
A la noche que moría.
La neblina que caía
Logró mi llanto aplacar,
Y las lágrimas secar
Con mi pañuelo de hombre,
CUANDO SUPE QUE TU NOMBRE
FUE BORRADO POR EL MAR.

martes, 29 de marzo de 2011

El amor en la cantina

Por Efraín Otaño Gerardo

Cuando nos hinca en las venas
El amor como una espina
La cantina, no es cantina
Es cementerio de penas…
Autor desconocido


 






CUANDO NOS HINCA EN LAS VENAS
El cardo de algún recuerdo,
La sangre hierve, y me muerdo
Mis infinitas condenas.
Siento desgracias ajenas
Pernoctar en mi interior,
Y un frío atormentador
Me congela la mirada
Porque tengo envenenada
Cada arteria del dolor.

EL AMOR COMO UNA ESPINA
Me va enconando el costado
Por un fracaso, clavado
En la sombra de la esquina.
Voy corriendo a la cantina
Pero no encuentro la huella,
Se me pierde en la querella
Del pesimismo mezquino,
Y se nubla en el camino
Que me conduce hasta ella.

LA CANTINA NO ES CANTINA,
Es el obligado entierro
De aquel alcohólico encierro
Sumergido en la neblina.
Es la tambaleante ruina
De maltrato y de secuela,
Hasta dejar una estela
 sobre la gorra del monte
que parece el horizonte
despedirse de su vela.
 
ES CEMENTERIO DE PENAS
Cualquier lugar que visito,
Parece que resucito
Entre huesos de azucenas.
Me persiguen las condenas
Oxidadas del dolor,
Pero he encontrado una flor
-y su perfume es tan bueno-
Que me ha quitado el veneno
Contagioso de tu amor.




Copy right




Por Efraín Otaño Gerardo



Había una vez un hombre.
Quería construir castillos de palabras,
inventar historias, poemas…
Pero no encontraba sus propias letras.
Tomó del vecino un cajón de palabras en blanco y negro.
Había una vez un hombre.
Quería pintar de colores
Las palabras que hurtó del vecino.
Pero no vislumbra el iris más allá de sus ojos,
Usurpó a otro vecino sus lápices de colores.
Había una vez un hombre
que perdió la vergüenza
y el tribunal de su propia conciencia
lo condenó a cien años de privación de los sueños,
tras sus propias  y grises rejas.




lunes, 28 de marzo de 2011

Convergencia



 Por Efraín Otaño Gerardo








Toqué a su puerta con las manos vacías
y no se encendió su balcón.
Llené las manos de estiércol,
volví a insistir:
su alfombra percibió mi olor
… y el perro ladró esperando mi mano.
No sintió el amor.
         Aceptó el dinero.

Los balancines del Astrónomo



Por Efraín Otaño Gerardo



Se que estás ahí,
en la respiración de la noche,
bajo el signo de Escorpio.
Tímida y misteriosa como las aguas de que reflejan tu mirada.
Vagas incompleta.
Faltan algunas cosas para llenarte los pasos:
mecerte sobre el andar del tiempo;
amontonar segundos de poesía sobre tu alma;
dibujar tornados de locura en el ajuar de tus labios;
florecer en cada gota de rocío…
 Te regalo aquella estrella más allá del firmamento,
la inventaré distinta, con muchas puntas…
 ¡Regálame una porción de tu sonrisa
para tenerla entre mis olas y poder,
mirándote,
lograr el puñado de luz que necesito.

Rayos x en el espejo



 Por Efraín Otaño Gerardo




Estoy solo y no hay nadie en el espejo.




Me miro al espejo:
No soy yo.
El rostro no aparece ante los contornos
radiactivos de la luz.
Hay otra imagen ante mí,
enfocando su lanza-llamas de palabras.
Quiero irme,
por las visiones que me agreden el sentido,
Pero una voz de ultratumba me sostiene los pasos.
“¿Has leído a Galeano?”
Sorpresa y un stop totalitario a mi cuerpo.
¿Cuestionarme mi propio yo lo que hacía y dejaba de hacer?
¡Inconcebible¡
Comenzaron a difuminarse entonces los reflejos reales de mi silueta
¡Algo espantoso vislumbraba en el retrato¡
No era yo¡
“No te asombres, soy tu alma”
 y mientras tú blasfemabas  improperios a los hombres
yo leía de Galeano algunas preguntitas a mí, o lo que es lo mismo alguna preguntitas para ti:
¿cuántas veces he sido un dictador? ¿cuántas veces un inquisidor, un censor, un carcelero? ¿cuántas veces he prohibido, a quienes más quería, la libertad y la palabra? ¿de cuántas personas me he sentido dueño? ¿a cuántas he condenado porque cometieron el delito de no ser yo? ¿no es la propiedad privada de las personas más repugnante que la propiedad de las cosas? ¿a cuánta gente usé, yo que me creía tan al margen de la sociedad de consumo? ¿no he deseado o celebrado, secretamente, la derrota de otros, yo que en voz alta me cagaba en el valor del éxito? ¿quién no reproduce, dentro de sí, al mundo que lo genera? ¿quién está a salvo de confundir a su hermano con un rival y a la mujer que ama con la propia sombra?
No supe qué decir,
Mejor,
No pude decir…
Quise replicar,
Quise correr,
quise llorar,
quise morir…
Más solo caía de hinojos antes mis manquedades.
Borboteaban lágrimas que me apuñalaban el cuerpo,
Se cuajaba el espanto en desgarros de mi piel
Y sentí alivio.
Al menos estaba a tiempo.
¡¡Aún estoy a tiempo¡¡

viernes, 25 de marzo de 2011

Amor en la distancia, eternidad, el deseo y el placer

Por Efraín Otaño Gerardo

La distancia del claro-oscuro me atormenta...
No veo las olas
grabar con su pincel salobre
el surco arenoso de los siglos.
¡La puerta se ha cerrado¡
no se si quedé dentro
no se si quedé fuera:
está vacío el candil de los poemas
y la sangre me lleva al desacierto,
al purgatorio de láminas que claudican...
Solo una sonrisa salvará al poeta.
Entre montañas y neblinas
una sonrisa suena campanadas.
El poeta despierta del letargo invernal
 la distancia se acerca
la falda encrespa sus enaguas y el deseo se refugia
sobre gritos post-orgasmales del placer.
La eternidad aparece sobre las piedras
y los duendes acalorados corean su sinfonía.
De cierta cuneta se levantan las canciones
se deshiela la incongruencia...
¡Fenixia el poeta¡


Proclama en si bemol

 Por Efraín Otaño Gerardo




Es cierto,
hay que levantar la voz en nombre del amor!
No se puede confiar en los cometas:
el hombre tiene que tronar carcajadas
y cantarle a la libertad...
Es necesario oxigenar el verbo
y levantar los paréntesis de las palabras.
Entiendo la hora de las catarsis
...y los aplausos hasta cierto punto,
sin embargo sugiero un final abierto
donde cada cual escoja el camino del verso
y sintetice la sonrisa.
!Que no me impongan las canciones,
odio la interferencia de ondas!
y hasta las ecuaciones integradas sin solución.
Por eso sueño...
y despierto soñando.