Efraín Otaño Gerardo
El naranjo y el arroyo
el mar, una copa, el yate,
te sorprendo. Un embate
logra un abrazo,un escollo
que salto, y en tu embeleso
escapa un suspiro, preso
queda tu cuerpo en el mío
y voy poniendo en tu río
la corriente de mi beso.
No se por qué, pero estás,
para el bien de aquellos sueños
que van poniendo a mis leños
Tu voz le pone un disfraz
a los fracasos reales
y en los tenues manantiales
que brotan del corazón
meteoritos siderales.
Chiquilla, dulce chiquilla
que llegaste a mi camino:
me embriagaré con el vino
de tu palabra sencilla.
La imaginación, que brilla
navega y si me pregunta
¿el misterio llegará?
contesto: lo llevará
una estrella en cada punta.
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