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sábado, 15 de febrero de 2014


La hoguera de mis sueños


Por Efraín Otaño Gerardo

Cuando comencé mis atrevidas incursiones en el teatro -en serio-, allá por el ya casi lejano 1995, siembre anhelé interpretar un personaje que en aquel entonces solo era un sueño: el Sacacueros, de una obra escrita por el dramaturgo cubano Saúl Roger, y dirigida y actuada en dicho personaje por el destacado actor cubano Manuel Porto, Director del CAC Korimakao, de la Ciénaga de Zapata, al sur de Matanzas, Cuba.

En aquel entonces trabajé el personaje de Trabanca, amigo, dentro de la obra, del ya mencionado Sacacueros. Pero mi sueño era algún día poder encarnar al viejo carbonero de la Ciénaga de Zapata, que entre otros conflictos llevaba consigo la pena de haber perdido la mujer amada y negarle un hijo que había tenido con ella, 18 años atrás. Sacacueros era un personaje ideal para medir la capacidad histriónica de un actor, hecho a la medida para Porto, que aquellos días estaba en lo más alto de la palestra actoral en Cuba. Trabajar junto a él en el escenario me dieron confianza, pero terror a la vez.

Habían muchas razones por las que Sacacueros me fascinaba: su sabiduría natural de la vida, su lenguaje lleno de matices y fortaleza dramática, su sensibilidad humana, su amor por los demás...

Sabía que era sumamente difícil hacer el personaje, por eso quería hacerlo.

Pasó el tiempo. Mi vida se llenó de situaciones inesperadas.  Estuve casi 8 años de lugar en lugar haciendo mis diferentes personajes, entre los que se encuentra Juan Candela, del cuento "EL CUENTERO" de Onelio Jorge Cardoso, llamado por nosotros los cubanos, el cuentero mayor, del cual guardo un grato recuerdo porque me divertía mucho haciéndolo. Trás la muerte de Hydael Faget, también actor y amigo, que después de Porto interpretó el personaje de Sacacueros, se dejó de poner La hoguera dentro del repertorio de Korimakao. Y yo por un tiempo vi lejano mis sueños.

Después, a partir de 2003, comenzaron mis andanzas al frente de Cultura del municipio y después en otras responsabilidades gubernamentales y un poco que olvidé el calor de la hoguera y las pasiones del escenario. 

Pero el viejo Sacacueros seguía rondando mis adentros. Sus frases, sus aspiraciones, sus sentencias y profecías: "Al final será lo que tenga que ser", decía el carbonero de mis entrañas.
 Y fue.
 En el 2011, regresé al Korimakao y al mundo de las tablas. y el 2012 sería el 20 aniversario de la primera puesta en escena de La Hoguera. Había pasado ya 20 años de mi primer encuentro con Sacacueros. Llegó la oportunidad, me propusieron hacer el personaje para la puesta en escena que celebraría la fecha. Para mí era, independientemente de un reto de marca mayor, la consumación de un sueño, la oportunidad de medir mis posibilidades como actor. Tenía la intención de al menos, hacerlo digno.

Para los primeros korimakaos, oír de Porto, después de concluida una puesta en escena la palabra: GRACIAS, era un mensaje de que estaba complacido de la actuación y para nosotros era muy importante escuchar su valoración, pues conocíamos de su experiencia en el escena cubana.

Me preparé como nunca. Estudié cada bocadillo, hice mía su manera de decir, hacer, caminar, de sentir. Fueron muchas noches de  desvelo. Ayuda de muchos compañeros, concejos del director de la puesta, consejos del propio Porto, interrelación con los demás actores...

Llegó el día. Nerviosismo lógico. Espera desmedida. Comienzo. Rizas de la primera escena. Íbamos ganando. Error entre actos a mitad de la puesta. Resolvimos el asunto Greisy (Lucía en la obra) y yo al continuar sin que el público lo notara, fueron terribles aquellos segundos. Después vendrían otros contratiempos pero fueron resueltos a la medida que pasaba la obra. Final. Aplausos. Porto que sube al escenario. Tensión en mi interior.
 
 Caracterización del personaje, la transformación fue un buen trabajo de maquillaje.(esta es una foto mía actual y la otra de como quedó Sacacueros)
 
Retrospectiva en mi mente de todos los años entregados al ideal de Korimakao, Faget entre mis lágrimas, Pedroso, María Luisa y Tania, el Chala, Yosbani, Esbel, Juanito Odisio e Ileana Chávez, Misael y Alejandro Porto, Juanito y Tamara Bouzas, Lily y Yasser, Florecita, Amaury Lorenzo, Pepo, Maykel Betancourt, Yordi, Moralito y Morales, Yondra, Martell, y muchos otros que no caben en este blog, por su corazón unos, por su entrega la mayoría, por su sacrificio todos...

Ya no veía. Lloraba como algo inconsolable, porque era mi última puesta, no volvería a las tablas, ya lo había decidido sin decirlo. Mi sueño hecho, mis andanzas tiradas por la borda.

- !Gracias Efraín!- escuché entre mis gemidos la voz de Porto.

Sabía lo que significaba ese Gracias, todos los korimakaos lo saben. por eso hoy, 1 año después de aquel día, siento el eco en mis oídos de aquellas palabras y me siento en paz conmigo mismo, con Sacacueros, con sus enseñanzas, con Faget, con Korimakao y con Porto y sobre todo con mi familia, que tanto me ayudó en todos esos años.


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