Mi lista de blogs

viernes, 19 de noviembre de 2010

Tras el eco de las Piedras





                                                                    Por Eduardo Abreu


La Cienaga de Zapata es testigo mudo de la existencia de sus primeros pobladores cuyas evidencias  se encuentran dispersas en bosques, manglares y cuevas. Dentro de estas, existió una que trascendió a su etapa y se fusionó a otras culturas llegadas allende de los mares, después de los que la originaron fueron aniquilados, bajo la paradójica barbarie de la civilización europea.

Estamos haciendo referencia a la herramienta denominada como Hacha Petaloide, cuya morfología es generalmente fusiforme, pero con un extremo ampliamente modificado en una porción ancha de bordes curvos y filosos, es decir, que posee  un extremo o vértice mas o menos agudo, cónico y otro cortante inusualmente parabólico, en semicírculo perfecto. Dicho extremo es lo que esencialmente imparte a la pieza su carácter de hacha y la denominación de petaloide le viene de su silueta en plano, que recuerda a los pétalos de algunas flores.

Estas hachas se han encontrado formando parte del ajuar lítico de numerosos pueblos indígenas del gran arco continental del Caribe, en civilizaciones de distintos grados anteriores al descubrimiento, desde las Guyanas hasta la Florida, contando con la América Central, pero su mayor abundancia- y con las hechuras mas perfectas- corresponde al gran conglomerado social antillano, de principal origen "Arahuaco". Ejemplo de esto lo tenemos en las dos piezas depositadas en el museo de Playa Girón, de ireproducible simetría bilateral, armonía de proporciones y gran pulimento, las cuales fueron elaboradas a partir de rocas de dioritas, de color verdoso y gran dureza.




La fusión de esta herramienta, ritual y de trabajo, con las culturas negroides llegadas del continente africano para suplir el trabajo esclavo (producto del exterminio total de los aborígenes) de un nuevo uso a estas. Así, cuando los "civilizados” echaron sobre si un nuevo borrón con la trata negrera, el negro yoruba, que allá en su misteriosos continente recogía las fulguritas formadas por el rayo en los terrenos silícicos, encontró, en las tierras de América, mientras regaba con su sangre y sudor las prosperas haciendas del blanco, esas enigmáticas piedras pulidas e ignorando que eran el legado de su predecesor, el esclavo indio, las atribuyo a las vítreas figuritas de su tierra, a su Dios Shangó, Celeste guerrero que durante las tempestades hace sonar con estrépito las enormes puertas de bronce de su palacio y corre por el firmamento con sus huestes en briosos corceles, mientras arroja a la tierra las ígneas piedras de rayo.

Esta superstición la trasmitió el negro esclavo a sus descendientes libres y por este motivo hoy en día forman parte del folclor de sectas religiosas que se encuentran asentadas en las zonas aledañas a la Cienaga de Zapata y otros lugares del país, sin embargo he podido observar numerosas hachas que se utilizan como atuendos religiosos de "paleros y babalaos" que fueron legados por sus ancestros esclavos, muchos de ellos posiblemente encontradas por estos en sus andanzas como cimarrones por la península.

La utilización religiosa del hacha petaloide, desde el punto de vista conceptual no parece ser una exclusividad de las Antillas, ya que las viejas civilizaciones de Europa, principalmente en los pueblos mediterráneos, se tomaba como piedra de rayos o piedras de tempestad todos aquellos objetos líticos de forma definida, que hoy sabemos fueron elaborados por el hombre del Neolítico, de un asombroso parecido con los antillanos; picos de mano, lascas cortantes de sílex y hasta puntas de flecha del paleolítico, que aparecían enigmáticamente en los campos. Así los antiguos griegos llamaron a estos objetos Karaunos (rayo), asignándolos al Dios de los cielos, Zeus, que los lanzaba a la tierra para manifestar su poder.

Así, amigo lector, usted puede percatarse de la importancia de estos interesantes objetos, que ni el sufrimiento, ni las centurias han podido apagar el eco de este legado esculpido en piedra, gracias al inalterable material que el supo escoger para claustro de su divinidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario