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jueves, 18 de noviembre de 2010

Tras Cosculluela en el Humedal.



                     Por Julio Antonio Amorín Ponce

 


Estudiosos de nuestra Prehistoria





El interés cognoscitivo universal por la génesis humana más temprana, nació elitista y con ropaje de atesoramiento o coleccionismo. Tal proceder se explica ahondando en la propia esencia de la palabra arqueología (ciencia de lo antiguo), empero, es mucho más.
Ella, para diferenciarse un tanto de la historia, busca información por medio de las evidencias materiales que quedan de los más diversos momentos históricos; estableciendo dos quehaceres: Trabajo de colecta y el de laboratorio.
De ahí, que para ejercerla fuese necesario una determinada preparación cultural, patrimonio solo de las clases pudientes por aquel entonces.
La Ciencia avanza despacio, muchas veces por caminos escabrosos que obligan a dejar en la vera abundantes sacrificios, pero retribuye al término, más cuando nos sabemos cerca de la verdad. Mencionar nombres ilustres que le proporcionaron vida desde el siglo XVIII a la arqueología, sería dilatorio, engorroso y propenso a la inconsciente injusticia de omisión.
Trataremos someramente entonces la evolución de esta ciencia en Cuba, haciendo énfasis en la del humedal:
Los inicios de nuestra arqueología no difieren mucho de la universal. Fue tratada por eruditos como Miguel Rodríguez Ferrer, Felipe Poey, Antonio Bachiller y Morales, Carlos de la Torre, Fermín Valdés Domínguez y otros.

En 1891 la arqueología que formaba parte de la antropología, resurge con las investigaciones de un cubano formado en la Universidad de La Soborna de París, como médico y antropólogo: Luis Montané Dardé (1849 – 1936).
Desde esa fecha y hasta 1913, esta ciencia fue llevada de la mano por la influencia de la escuela antropológica francesa, a través de las luminarias Montané y Arístides Mestre Hevia.
Pugnando desde 1901 hasta 1942, los gringos S. Culin, J. W. Fewkes, Mark. R. Harrington, C. Osgood e I. Rouse ocupan el protagonismo con importantes aportes.
A partir de Cosculluela (1913) hasta el Doctor René Herrera Fritot en 1952, procuraron los criollos crear una escuela de arqueología cubana, pero atemperados por la influencia yanqui, faltos de base filosófica idónea y adversas condiciones sociales, vieron convertidos sus esfuerzos en fallido intento. Esto no desmerita en nada, el legado de los ya citados hombres de ciencia junto a otros como Felipe Pichardo Moya y Carlos García Robiou.
Una figura con indiscutible peso dentro de la historia de la arqueología cubana y que recogió en sus obras el sentir científico de los arqueólogos de los años cuarenta, fue Don Fernando Ortiz Fernández.

Fernando Ortiz (fotos de la Fundación)

Varias sociedades científicas también se destacaron durante los años de formación de nuestra arqueología:

·         Sociedad Espeleológica de Cuba: Desde 1940 tuvo una sección de arqueología. El exponente más destacado fue el Doctor Antonio Núñez Jiménez, que con sus descubrimientos en “Seboruco” – “Mayarí”permitieron a la ciencia cubana comprender que, la antigüedad del hombre en nuestro país alcanzaba la cifra de miles de años. Sus trabajos referentes al estudio de las pictografías y petroglifos son de la mayor importancia y herramienta fundamental en el estudio de nuestra prehistoria.

·         Grupo Humboldt: De Oriente, se destaca el Doctor Felipe Martínez Arango, profesor de la Universidad de esa provincia y fundador de su museo de arqueología.

·         Grupo Etnológico Guamá: Radicado en la C. de La Habana, reunió en su seno el mayor número de profesionales de nuestra arqueología prerrevolucionaria (Herrera Fritot, Pichardo Moya, Cosculluela, García Robiou, Royo Guardia y Morales Patiño.

·         Comisión Nacional de Arqueología: Constituida en septiembre de 1937 en Ciudad de La Habana, recibió posteriormente el nombre de Junta Nacional de Arqueología y Etnología; Constituyéndose en Centro de control, organización y divulgación de la disciplina arqueológica hasta diciembre de 1962. Publicó los 20 números de la Revista de Arqueología y Etnología.

·         Departamento de Antropología de la Academia de Ciencias de Cuba: Fundado en el año 1962 por el Doctor Antonio Núñez Jiménez, inicia una nueva época para la arqueología cubana y en especial la aborigen. Se comienza hacer arqueología profesional
De esta época es la obra Prehistoria de Cuba, que intenta organizar los conocimientos acumulados y dar forma desde el punto de vista Marxista – Leninista, destacando en ello, los Doctores Ernesto Tabío Palma y Estrella Rey Betancourt.

En los años de nuestra Revolución se ha seguido un camino de superación e investigación que proporciona abundantes trabajos de campo y laboratorio; cada día se despejan las tinieblas que cubrían gran parte de la prehistoria cubana, gracias a que el elitismo de la arqueología prerrevolucionaria desapareció y en cambio se dotó a esta, de una vital herramienta: Concepción Marxista – Leninista de la historia.
Constituye una regularidad, asociar cualquier primaria e insigne labor científica sobre nuestro humedal con el vocablo Cosculluela, y por tanto esta no será la excepción.
La historia de la arqueología aborigen cenaguera comenzó, cuando el intrépido ingeniero Juan Antonio Cosculluela Barrera quiso averiguar si el relato del señor José Caro (vecino de la finca Cocodrilos) era cierto, y en consonancia realizó una expedición hacia el enigmático Caney de Muertos o Cementerio de Indios edificado en  el Cayo Guayabo Blanco.
El 6 de octubre de 1913 sobre las 10:00 AM comienza la excavación, colectándose restos humanos y rústicos artefactos líticos y de concha. Para avalar su significativo hallazgo da cuenta a la Secretaría de Obras Públicas y a los sabios Don Fernando Ortiz Fernández y Luis Montané Dardé, quienes constituidos en  comisión visitan y excavan dicho lugar el 19 de octubre del propio año, conmocionando a la arqueología criolla, toda vez, que contemplaron dichosos el primer cráneo no deformado del hombre prehispánico cubano, es decir, sin la deformación fronto – occipital propia en la cultura neolítica que pobló las Antillas Mayores, poco antes de la llegada de los conquistadores españoles.  
Tal acontecimiento convirtió a Cosculluela en un entusiasta arqueólogo, reportando otros sitios de habitación aborigen en la gran Ciénaga, como: Loma de la Cruz (Finca San Miguel), Sábalo del Jiquí(Finca Jiquí), Venero Prieto – Ventura (Finca Ventura) y Cayo de las Estacadas (Laguna del Tesoro). Visitó también espeluncas que según él, fueron segura morada de los hombres precolombinos, tales como: Del Cabildo, Atravesada, Federico Alonso y Del Convento.
¡Pero hizo más el insigne ingeniero – historiador! Reportó las primeras evidencias materiales del aborigen neolítico de la cuenca, al acotar en su afamado libro “4 años en la Ciénaga de Zapata:
... “En la cuenca de Zapata hemos encontrado algunas hachas de diorita, muy pulimentadas, con un brillo notable, y después de dibujados sus dos perfiles, las hemos superpuestos sin encontrar disparidad alguna; su simetría es tan perfecta que no se explica como a mano, pudieron alcanzar esa regularidad tan exacta en todas sus caras...”
Prolongado mutismo sobrevino relacionado con la ciencia de lo antiguo, desde que mi antecesor se despidió del humedal en 1918 hasta el reporte del Doctor René Herrera Fritot(1943), donde informa que:
... “En el año 1938 un campesino nombrado Victoriano Sierra, de la finca La Ceiba, al norte de la Ciénaga de Zapata, Cienfuegos, arando en un lometón de esa finca recogió varias bolas de piedra y una gran daga lítica con un extremo formando empuñadura bifurcad ...”
Por supuesto,  que tales evidencias materiales aborígenes pertenecían a la Cultura Mesolítica Media (Ciboney Cayo Redondo).
El viernes 13 de Julio de 1945 contribuiría a exaltar el patrimonio prehistórico que atesora la gran Ciénaga. Formando parte de la segunda excursión científica que realizaba el Doctor José Álvarez Conde al territorio, reporta éste lo siguiente:
... “El señor Gumersindo Puente (vecino de Viradero), nos indicó sobre las excavaciones de preparación para un Plan de Carbón en la cercanía de la Laguna del Capitán y los descubrimientos de conchas, restos de animales y de esqueletos humanos; nos hizo suponer que pudieran ser estos hallazgos sin importancia para ellos, de extraordinario valor para nosotros...”
y tenía razón el Profesor Titular Jefe de Cátedra de Ciencias Naturales en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara; Gubias y vasijas de conchas, restos óseos humanos y artefactos líticos colectados, denunciaban un nuevo sitio de habitación aborigen, avalado por el sabio Carlos de la Torre y Huerta.
Tres años después  de este suceso (1948), otro doctor Antonio González Núñez y el Capitán Cancela Ferminia, ambos de Cienfuegos, localizan en Punta Perdiz un montículo de donde extrajeron varios objetos y restos óseos humanos pertenecientes a siete personas. Hoy tal sitio solicita auxilio, toda vez, que carretera, atrincheramientos y desidia, parecen confabulados en hacerlo desaparecer.
En una segunda excursión estos señores visitan nuevamente el sitio y reportan el túmulo del Sabicú, ubicado a tres kilómetros al norte – noroeste de dicha punta.
Álvarez Conde, devenido desde la segunda parte de la década de 1940 en ferviente estudioso de la Ciénaga e incisivo crítico de sus males, vuelve a visitarnos con fines arqueológicos en 1960. Aunque se proponía arribar a los ya reportados sitios Del Capitán, Sábalo del Jiquí, Guayabo Blanco, Venero Prieto y Ventura; parece ser, que la Madre Naturaleza quiso resguardar mejor esas reliquias antropológicas, puesto que consigna en sus apuntes el distinguido doctor, la imposibilidad de llegar a algunos de ellos por el espesor de la vegetación.
Nuestro centro turístico insignia “Guamá”, por su complejidad constructiva fue el primero en iniciarse y último en inaugurarse(18 de julio de 1962) . Varios trabajadores que concluían a inicios de 1963 algunos detalles como su mirador, encontraron el Cráneo de una india que antropológicamente era similar al de Guayabo Blanco, una vasija navicular de madera, tres bastones de mando, azagayas o armas arrojadizas decorados con surcos anulares transversales y regularmente espaciados, además de un cucharoncillo de madera de forma alargada.
Ante estos hallazgos, el Departamento de Antropología de la Academia de Ciencia de Cuba organizó una expedición al lugar, realizando trabajos en Laguna Nueva, Cayos La Gloria y El Paraíso; colectando restos de Silex, restos óseos humanos, huesos de animales, algunos objetos de concha y tres fragmentos de barro cocido tosco y sin alisamiento.
A fines del propio año personal científico del citado departamento visitaron nuevamente el territorio, ahora, los residuarios de Sábalo de Jiquí y Punta Perdiz.
Algo resalta a golpe de vista de todas las incursiones científicas realizadas en nuestra ciénaga, y no por lógico debe resultar ocioso destacarlo: Provinieron de allende los bosques.
¿Cómo buscar un arqueólogo o aficionado a cualquier ciencia en la ciénaga prerrevolucionaria?
Cuando la incultura representada en analfabetismo más desidia gubernamental, se señorearon aquí desde la aparición de la historia y hasta 1959.
La obra de la Revolución es grandiosa en todas las esferas sociales y abarca la totalidad del territorio nacional; no constituyendo valladar alguno las características topográficas adversas, que en la generalidad de los  casos muestran tesoros naturales envidiables para otros no menos importantes propósitos, como el ecoturismo histórico. Por ello la Ciénaga de Zapata exhibe con orgullo y agradecimiento desde el propio 1959, las transformaciones socioeconómicas emanadas de tal humano proceso, donde el hombre es centro del quehacer cotidiano y la cultura, sabia vital de su existencia.
Así las cosas, y adicionándole el interés cognoscitivo por las culturas precolombinas que poblaron el sur de matanzas, un grupo de 9 trabajadores del municipio de Agramonte consideraron prioridad, esclarecer abundantes interrogantes que en cuanto a esta temática afloraban con regularidad.
En 1966 se nuclearon bajo la égida del destacado periodista Humberto Ballesteros Rodríguez y tomando como nombre “Grupo Arqueológico Victoria de Girón”, para exaltar quizás, el acontecimiento más trascendental de nuestra historia y que nos proporcionó estatura universal no solo a los que existimos en el asiento sino a todo cubano, echaron andar.
Si bien ellos mismos reconocieron en publicaciones seriadas como periódicos Girón y El Sur de Matanzas, que su preparación científica era insuficiente, la perseverancia, preocupación y asesoramiento técnico por parte de personal calificado de Las Villas, Ciudad Matanzas y Departamento de Antropología de la Academia de Ciencias hicieron sucumbir tal obstáculo; propiciando que se hiciera arqueología desde adentro por vez primera en el sur de Matanzas. Comenzando los trabajos de campo del bisoño grupo arqueológico por el sitio “La Peira” un 24 de diciembre de 1966, localizado en las inmediaciones del poblado. Empero, como el principal objetivo era investigar no menos del 90% de los asentamientos aborígenes de la región, pronto encaminaron sus pasos hacia la Ciénaga de Zapata, emporio de prehistoria.
En los años de la década de 1970, visitaron varios sitios arqueológicos aborígenes(San Rafael, El Yanal, Venero Prieto, Venero Largo, Jiquí, entre otros), colectando y reportando las siguientes evidencias materiales:
Hachas petaloides, restos de vasijas de cerámica, fragmentos de cráneos con y sin deformación, otros restos óseos humanos, gubias y cucharas de concha, cuentas, fragmentos de silex, esferolítias y otros artefactos.
Como se observa dicho grupo reafirmaba con sus hallazgos, lo que el gran Cosculluela aseveró  más de medio siglo antes: Presencia del hombre Neolítico en Zapata.
El accionar científico de ellos comenzó a declinar por disímiles causas; aunque supieron hacer germinar una semilla más potente y sabia, con el grupo sucesor “La Montaña”.Compuesto por igual cantidad de miembros que el predecesor, donde descollaba la más acabada preparación y versatilidad, puesto no solo hicieron Arqueología sino también Espeleología y Paleontología durante la década de 1980.
Este grupo tuvo meritoria trayectoria por cuanto todos sus integrantes, fueron honrados con la categoría de Miembros Efectivos de la prestigiosa “Sociedad Espeleológica de Cuba” y realizaron el primer reporte de restos fósiles de la fauna pleistocénica al sur de la provincia de Matanzas, destacando el mamífero gigante desdentado Megalocnus rodens Leidy.   
Por estos  años  se constituyó como política nacional, que cada municipio a través de la labor científica y utilización de su potencial técnico – que aunque en la Ciénaga no abunda, tampoco escasea – conformara la historia local; rectorando esta importante tarea los C/M PCC.
En la Ciénaga tres docentes(Bárbara Elena Sierra Coba, Caridad Rodríguez Sanabria y Yuri Planelles Bermúdez), coadyuvaron a tal propósito investigando durante 1989 – 1993 el devenir histórico del pueblo cenaguero; cierto es, que no culminaron la obra  pero si realizaron significativos aportes, entre los que se hallan las evidencias materiales aborigen neolíticas colectadas por Caridad (Cuca) en el área de Cocodrilo: Hachas petaloides acabadas y en elaboración, Percutores Cilíndricos, Fragmentos de Cerámica y otros.
En 1988 personal Científico del Centro de Arqueología y Etnología de la Academia de Ciencia realiza una expedición a nuestro territorio, que se prolongó por espacio de un mes, durante el cual visitaron 10 lugares conocidos, no se localizaron otros 11 reportados, y descubrieron 22 nuevos sitios; dictaminando que en su gran mayoría estaban afectados por la extracción de la tierra para tapar los hornos de carbón. Consigna la información que las visitas se hicieron a residuarios situados en la zona oriental de la ciénaga y que colectaron diversas º evidencias materiales como (objetos de concha, piedras en volumen y tallada, además de restos óseos muy deteriorados).
Feneciendo la década de 1990 – específicamente en 1997 – un equipo de investigadores de la Ciudad de Matanzas, aúnan esfuerzos y voluntades para retomar la urgente tarea de concluir una versión de la Historia Cenaguera.
 Tal propósito recaba del quehacer de especialistas en prehistoria, descollando en ello, Carlos Roque García.
A partir de entonces el estudioso Adrián Álvarez Chávez aunque trataba otro período (1790 – 1868), es absorbido por la atracción que ejerce la siempre fértil área arqueológica de Cocodrilo, importantes informaciones sobre la temática suministradas por Caridad (Cuca) y conocimiento de la donación realizada al Museo de Girón una década antes por la señora Brunilda Pérez de dos hermosas hachas petaloides. Primero como miembro del Grupo Cacique Yuguacayex y luego jefe del Grupo Espeleoarqueológico Manuel Santos Parga, comienza a incursionar y estudiar regularmente el citado lugar; colectando seis hachas petaloides incluyendo un ejemplar en fase de elaboración y una cuenta de collar realizada en cuarcita.
Tales evidencias incentivan aún más a los jóvenes integrantes del grupo, que observaban – al igual que luego nosotros – como iban apareciendo cada vez con mayor regularidad evidencias neolíticas, y al mismo tiempo se nos hacía más escurridizo el sitio de habitación.
¡Las Cuchillas de Guasasa e Infierno, lomas de La Panchita, del Do, Forestal o Cándido y Veneros Feos! Son meras hipótesis, la antropización se constituye en empedimenta para la razón ¡Ni un solo rastro del hombre primitivo!
¿Entonces de dónde emergían o caían los vestigios de la prehistoria?   
Perseverar proporciona siempre buenos dividendos, y fue lo ocurrido a los muchachos de “Santos Parga”; que con la colaboración de los vecinos del lugar liderados por Tania Borges, descubrieron en octubre del 2001 el hasta entonces enigmático sitio de habitación aborigen sub taíno. Yace allí, a escasos cien metros de la Caleta de Cocodrilo, enclave costero distanciado  5 KM del batey; Cerámica decorada, figurillas de barro, fragmentos de burén, vasijas, escudillas, asas con representación zoomorfa y otras interesantes evidencias, avalan el importante hallazgo.

Fotos de rasgos de cerámica tomadas por Juan A. Cosculluela (fotos Cuba arquelógica)

La labor del hombre moderno en su afán de mejorar las vías de comunicación, esparció por todo el trayecto de terraplén de cinco kilómetros Caleta – Batey, los frutos de la experiencia social de una cultura ¡Triste respuesta a la anterior interrogante!
El 16 de noviembre de 1997 no debe pasar inadvertido por la historia de la Arqueología Cenaguera; ese día quedaba constituido el Grupo Espeleoarqueológico “Guamo”, tercer intento por hacer arqueología desde adentro.  
Investigar, promover y divulgar las ciencias arqueológica, espeleológica e histórica más acrecentar el trabajo comunitario en el corazón del humedal, constituye nuestro deber desde que sus 9 fundadores conformamos este colectivo. Guamo I o Socorro, reportado como Sitio de habitación aborigen neolítico el 26 de febrero de 1999, constituye el mayor regalo recibido por la osadía( Cientos de fragmentos de cerámica, asas con representaciones, cuentas, hachas petaloides, restos óseos humanos y de la dieta, y fragmentos de burén, no dejan lugar a las dudas):
El hombre prehispánico neolítico, hizo un óptimo uso de las tierras ferralíticas rojas – escasas en la ciénaga – y que sustentan al asiento del Soplillar desde hace un siglo.
La localización del lugar y evidencias materiales del único fortín español construido en la cuenca es otro modesto aporte; mientras que la  ejecución del levantamiento y censo de todos los sitios de habitación aborigen además de los elementos que integran nuestro extenso e interesante sistema espeleolacustre, impone un gran reto para este grupo de especialistas amantes de las ciencias y aspirante desde hace más de 2 años a miembro efectivo de la insigne Sociedad Espeleológica de Cuba.
¡Gracias a todos, desde Cosculluela hasta hoy, por coadyuvar a develar nuestro más temprano pasado!
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La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de los sentimientos.
Claude Adrien Hel Vétius (Filosofo francés)


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