Mi lista de blogs

lunes, 15 de noviembre de 2010

Corazón sobre ruedas


Por Efraín Otaño Gerardo


…todo puede venir de la manera que apenas sospechamos,
Todo puede venir de dentro, sin palabras,
O desde afuera, ardiendo
Y romperse en nosotros inesperadamente…
(…) y es así, todo puede venir de la manera más increíblemente avizorada…

Mirta Aguirre

El 10 de octubre, para los cubanos, es día feriado,  motivo de celebraciones y reafirmación de cubanía. En la Demajagua, el padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, les dio la libertad a sus esclavos y se alzó en armas contra el coloniaje español. Comenzaban las luchas por la independencia de Cuba.

Para Eddy López Pérez, fue terriblemente, mucho más.

Había ingresado al Servicio Militar a mediados de 1979 y era uno de los tantos jóvenes alegres que la vida del servicio militar los “hacía más hombres”. El 10 de octubre, temprano en la mañana se levantan con la misión de participar en un trabajo voluntario en la Unidad, los motivaba que al concluir el mismo visitarían la playa y así podrían disfrutar de un merecido descanso. Nadie imaginaba entonces la fatídica sorpresa que les preparaba el día.

Eddy se lanza desde lo alto del seboruco, choca con algo fuerte en el fondo marino, y su vida se le transformó para siempre.
Sus compañeros le prestan auxilio, corren con él, pero la cosa fue grave: sufre una lesión medular a nivel C5 cervical y hace una cuadriplegia, sus cuatro miembros afectados y sin la posibilidad de volver a caminar en su vida. Imposible de borrar.

Después vendría la rehabilitación durante ocho meses en el Hospital Jorge Díaz, de la capital, el trabajo de los psicólogos para devolverle la confianza en sí mismo y la rehabilitación paciente en su casa de La Ceiba, en los años posteriores. La vida de Eddy se desgastaba, sus ilusiones morían: ya no podría ser nunca más como sus compañeros. Un buen día, viendo un programa deportivo en la Televisión, donde se trasmitía una competencia de atletismo para discapacitados, se dijo: ¡Pa´lante, a luchar!
 Y luchó, y se sobrepuso a su desgracia, y se alistó en la ACLIFIM, y comenzó a entrenar en el área de lanzamiento del atletismo para discapacitados. Lo que más le gustaba era el disco, pero la jabalina y la bala también formaban parte del programa de lanzamientos y fue a su primera competencia provincial. Eddy triunfó. Fue seleccionado para representar a Matanzas en las Nacionales de la ACLIFIM. Pinar del Río 1984, sería su primera incursión en competencias del país, resultado: cuarto lugar. Al año siguiente ya Eddy, era Eddy, no el guajirito cenaguero desconocido del año precedente, Santa Clara sería testigo de su salto a planos estelares dentro de las competencias para discapacitados, se alza con 1 medalla de oro y dos de plata.

Más tarde vendrían problemas de salud y su participación fue intermitente hasta el 2002, pero así alcanzó un total de 10 medallas de oro, 8 de plata y 15 de bronce. Ahora el quiere practicar el ajedrez, que no le reportaría esfuerzos físicos demasiados exigentes para su estado de salud, muestra de su amor infinito al deporte.

 Orgullo del movimiento deportivo cenaguero, este sencillo atleta que ama la música, la televisión, a su familia y a Cuba, por brindarle todos los servicios médicos que ha necesitado de manera gratuita, expresa con lágrimas en los ojos: “el deporte me devolvió la vida”

 Yo pienso que no sólo fue el deporte, también su tenacidad, su voluntad y el deseo de empinarse hacia la cúspide, no con sus pies, pero si con el corazón.


 

Eddy López, todo tesón y voluntad,
venció tanto en el deporte como en la vida






















No hay comentarios:

Publicar un comentario