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martes, 14 de diciembre de 2010

Biografía de héroe



Por Efraín Otaño Gerardo

Un hombre se levanta
Temprano en la mañana
Se pone la camisa
 y sale a la ventana
(...)
Silvio Rodriguez

No imaginó Silvia Fernández Pulgarón, que aquella mañana del 24 de marzo de 1942, iba a traer al mundo un héroe de las luchas por la soberanía de Cuba. El rancho humilde de tabla de palma y guano en que vivía junto a su esposo Félix Otaño Cabrera, en las inmediaciones de la Finca Murgas, al sur de Amarillas, en la provincia de Matanzas, sirvió de hospital para que una comadrona de la zona realizara aquel parto.

La pobreza era la moda del momento. El país estaba en proceso electoral, con Batista con muchas pretensiones de ser “reelegido” presidente de la Republica. La guardia rural cometiendo desalojos, abusos y maltratos al campesino cubano. La finca Murgas, lindaba al sur con la gran Ciénaga de Zapata, era un lugar donde predominaba el trabajo agrícola y el único sostén de la familia Otaño – Fernández.

Ranchos típicos de la época neocolonial
Cubana, similar al que vivía la familia de
 Félix y Silvia (Fotos archivo)


Las manquedades en que le tocó dar sus primeros pasos al futuro héroe, eran abundantes. Falta de escuelas para su educación; ausencia de hospitales para la asistencia médica; la oscuridad de las noches eran sólo atenuadas por las luces de lámparas “chismosas” (especie de farol hecho con pomos, latas y mecheros con keroseno como combustible); el agua del arroyo, de la casimba o del río, alimentada por “gusarapos” y a veces con la presencia de mazamorra; la alimentación era escasa y pagado con una especie de vale al dueño de la bodega, donde iban cargando sobre la espalda, su propia deuda. Así Transcurrió la niñez de Efraín Otaño Fernández, pegado al “viejo” en las labores agrícolas y aprendiendo el lenguaje de las letras escritas por la guataca y el machete.

En esta etapa ocurrió un hecho significativo para el movimiento revolucionario, lo constituyó, la visita que realizara el joven Fidel Castro, en 1951, acompañando a miembros del Partido Ortodoxo. El recorrido abarcó los poblados de Calimete, Amarillas y Manguito.
 En el año 1952, ante el impopular golpe de estado dado por Batista, el 10 de marzo, la respuesta de los revolucionarios, no se hizo esperar .En la zona  aumentaron las acciones en respuesta al golpe, así como la incorporación de muchos campesinos  a la lucha, para la cuál se crearon las células del movimiento 26 de julio.

A principios de 1958, Efraín Otaño Fernández,  fue uno de esos jóvenes campesinos incorporados. Con apenas 16 años, conocía por boca del “viejo” Félix, que habían barbudos en la Sierra Maestra que iban a cambiar el destino de Cuba, y el soñaba con mejorar su vida de ignorante y de callos en las manos por el duro bregar del trabajo manual. Quería ir a la escuela, ayudar a su familia, estudiar para veterinario... y comenzó a colaborar en la venta de bonos para la recaudación de fondos del movimiento 26 de julio en la zona de Amarillas y Calimete. En el bar, El Dorado, de este último poblado, pudo escapar de un tiroteo por pura casualidad, y con su agilidad juvenil pudo esconderse en un cañaveral cercano hasta que pasara la refriega de los casquitos de Batista.

El triunfo de la Revolución de 1959, constituyó una etapa de profundos y radicales cambios para todos los cubanos. El programa del Moncada comenzó a hacerse realidad. La familia Otaño – Fernández, acogió con júbilo la victoria de Fidel y los rebeldes de la Sierra.

 Pero, como bien advirtió el líder cubano, vendría una etapa difícil. Los enemigos de aquella luz triunfante, pronto irían a la carga. Sabotajes, actos de vandalismo, quema de cañaverales, atentados contra líderes de la revolución y una campaña propagandística contra la Isla, constituyeron hechos para que el Comandante en Jefe constituyera las Milicias Nacionales Revolucionarias, previendo ataques más directos contra el país.

Efraín, se incorpora. En el año 1960 cursa estudios de preparación en la escuela de Milicias de Matanzas.
Por aquel entonces, cientos de alzados contrarrevolucionarios, la mayoría bien armados, se habían instalados en determinados puntos de la sierra del Escambray, donde aguardaban suministros de armas y equipos desde Estados Unidos para intentar, internamente aniquilar a la Revolución Cubana.  Comenzó así la Lucha Contra Bandidos (LCB), episodio de enfrentamiento armado de las milicias revolucionarias cubanas, contra las bandas organizadas desde Washington, con el objetivo de sembrar el terror y la muerte en diferentes  puntos de los campos cubanos.
En la limpia del Escambray participaron
más de 70 mil hombres de todo el país



 Para contrarrestar los planes enemigos, el gobierno cubano movilizó más de 70 mil hombres para la LCB en el Escambray. Se le llalaLimpia del Escambray” que arrojó que cerca de mil alzados fueron capturados, unas decenas de ellos abandonaron el país y  de 150 a 200 permanecieron ocultos y dispersos en el territorio central; la acción incapacitó a los bandidos para secundar la acción de la cacareada invasión a Cuba por el sur de Trinidad, por lo que la CIA decidió llevarlo a cabo por Bahía de Cochinos. Significó un contundente golpe a los planes confeccionados por la contrarrevolución y el imperialismo para aniquilar la Revolución.
Entre esos jóvenes, con sus 18 años, lleno de optimismo en el triunfo, coraje y voluntad, estaba Otaño Fernández.  Participa directamente en varios combates contra elementos contrarrevolucionarios alzados en la zona de Topes de Collantes, Cuatro Vientos, y zona sureste de Cumanayagua. Aprende la táctica de burlar cercos, de poner cercos, de subir y bajar montañas con la alegría juvenil del que defiende una causa justa, emprende un nuevo lenguaje, escrito esta vez por balas y fusiles, domina con naturalidad la costumbre de acampar bajo la lluvia y soñar con la libertad.
El Escambray lo ayudó a su toma de conciencia como revolucionario, ser fiel a las ideas de Fidel Castro, admirar al Comandante de la Revolución, Juan Almeida, uno de los artífices del triunfo definitivo contra las bandas contrarrevolucionarias de la región central de Cuba.
Las difíciles condiciones del terreno contribuyeron
a que la zona del Escambray fuera escogida
como teatro de operaciones de
las bandas contrarrevolucionarias (fotos archivo)

Su batallón 219 recibe, a finales de marzo, la misión de encaminarse hacia Montes Gordos, lugar situado entre los límites de las antiguas provincias de Las Villas y Matanzas, para aniquilar un grupo de bandidos que operaban en esa zona. La operación culmina con éxito el 13 de abril de 1961.
Por aquellos días, Cuba vivía el peligro eminente de una agresión armada directa. Dos días después se produce el cruel y cobarde ataque aéreo a los aeropuertos de Santiago de Cuba, Ciudad Libertad y San Antonio de los Baños. El 16 de abril el comandante en Jefe, proclama el carácter socialista de la Revolución Cubana, y en horas de la madrugada del 17 se origina el desembarco mercenario por Playa Larga y Playa Girón, dando comienzo así, a la Invasión mercenaria de abril de 1961.
El Batallón 219, recibe la orden de avanzar inmediatamente hacia Playa Girón. Efraín Otaño Fernández no vacila:
-¡Vamos a darle con to´  a esos hijos de puta!- le comentó a su compañero de lucha, Roberto Senarega del Sol (posteriormente caído en combate)
Y sale dispuesto a dar la vida por su Patria, conciente de los peligros, firme en su disposición de luchar o morir. En ese momento pensó en el “viejo”. “No te rajes”, fue lo único que le había dicho seis meses atrás, antes de partir hacia las montañas del Escambray. Sonrió. ¡Rajarse él!
En las inmediaciones de San Isidro, ya en los límites de la Ciénaga de Zapata y por la carretera recién construida por el INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria), son atacados fuertemente por la aviación enemiga. Varios compañeros caen heroicamente desafiando desigual combate, entre ellos, su compañero Roberto Senarega. A Efraín le corren lágrimas de impotencia y sale disparando ráfagas continuamente contra los aviones que ya se retiraban. Inútilmente. Un compañero lo calma, lo insita a seguir adelante, ahora con más fuerzas.
En Pálpite, el capitán José Ramón Fernández prepara la estrategia de ataque al Entronque. Fidel está seguro de que la victoria es nuestra cuando las tropas tomaron ese poblado.

El empuje y tesón de las tropas
cubanas aseguraron la victoria (fotos archivo)


Efraín y los suyos avanzan, junto a los tanques hacia el referido lugar. El enemigo se ha posicionado cerca de Playa larga, formando un punto de resistencia. Pero el empuje es mucho. Se retiran durante el día 18 hacia su último lugar posible de aguante: Playa Girón.
El Batallón 219, al igual que todas las fuerzas cubanas, recibe la orden de avanzar hacia Girón. En Punta Perdiz, son atacados por la aviación nuevamente y son arrojadas sobre los milicianos y el batallón de la Policía Nacional Revolucionaria, bombas de NAPAL. Nuestros hombres se lanzaban envueltos en llamas hacia el mar, pero no se apagaban, aquello era horrendo. Se quemaron y murieron varios compañeros por la barbarie norteamericana y de sus armas de exterminio. Una bala, calibre 50, de la aviación enemiga, alcanza levemente a Efraín en una pierna, se despoja de la manga de su camisa, se aprieta fuerte para evitar que brote la sangre y continúa adelante. Varios compañeros lo incitan a que vaya a auxiliarse de la Cruz Roja, y trasladarlo al hospital de campaña.
-¡Yo llego a Girón aunque sea “arrastras”- Fue su respuesta. Y llegó hasta las mismas arenas de Playa Girón.
Ya la victoria era eminente. La alegría del triunfo solo se conoce cuando se vive en carne propia esos inolvidables momentos. Dichoso todo aquel que los vivió.
Después vendrían los días de recorrer la zona en busca de posibles mercenarios extraviados, el traslado de los prisioneros y todo lo que conlleva el paso a la normalidad en una contienda como esa.

Ya la victoria era eminente (fotos archivo)


En los meses venideros, después de haber visitado a sus padres y sus hermanos, siete meses más tarde, se trasladaría al Regional Colón, como jefe de armamentos de una pequeña unidad de Milicias. Desde allí participó en diversas escaramuzas en la zona de Corralillo, el Pan de Matanzas y la Sierra de los Órganos, en Pinar del Río.
En 1962 regresó a la Ciénaga de Zapata, con la tarea de cuidar la costa desde Punta Perdiz hasta Guasaza. Parecía como si el futuro le preparara una redada para acercarlo al lugar que sería su terruño para siempre. Contrajo matrimonio allá por el año 1963. Dos años más tarde tendría su primer hijo.
Continuó en la FAR hasta el año 1969, donde causa baja por enfermedad, con los grados de primer teniente. Trabaja como custodio en los nuevos centros turísticos de Guamá y Playa larga,
Está al frente de batallones de reclusos en la zafra de 1971, al sur de Unión de Reyes. Y construye su vida y su familia. Sigue fiel a la Revolución, a Fidel y a Raúl. Ese pensamiento se lo inculca a sus hijos. Porque vendrían otros.
Efraín Otaño Fernández


El Cuerpo de Guardabosque constituyó un lugar de consagración en el MININT, al que ingresó en 1972 y del cuál fue miembro durante 16 años.
El 19 de abril de 1982, por acuerdo del Consejo de Estado de la Republica de Cuba fue condecorado con la Medalla conmemorativa “Héroes de Playa Girón” y el 25 de enero de 2002 fue galardonado con la Medalla “Lucha contra Bandidos”.
Ahora, que pronto se van a cumplir 50 años de aquella heroica gesta; jubilado, orgulloso de ser héroe, humildemente como lo enseño su “viejo”, con el amor infinito a la Patria, sigue soñando Efraín Otaño Fernández, el combatiente del Escambray y Playa Girón.

Efraín Otaño Fernández,
jubilado, orgulloso de ser héroe,
humildemente como lo enseño su “viejo”
(Fotos del autor)

Estos escritos de mi modesta pluma, no es más que un merecido homenaje y una enconada deuda que tenía con el, que por  escasos centímetros se salvó de aquella bala asesina en 1961, y que propició que pudiera ser “mi padre”.







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